Parroquia de San José Artesano
Yecla (Murcia)
lunes, 19 de marzo de 2018
jueves, 21 de septiembre de 2017
El disparate de intentar erradicar el catolicismo de España
En los últimos tiempos, los movimientos anti-iglesia están atacando desde muchos frentes la tradición católica de España. Las redes sociales y otros medios de comunicación, son utilizados sin descanso para ridiculizar y despreciar todo aquello que huela a católico. Cierto que España es un Estado aconfesional, pero aquí atesoramos un patrimonio cultural, arquitectónico y etnológico nada despreciable gracias a la Iglesia. Por tanto, es un auténtico disparate renegar de todo ello por cuestiones políticas, de modernidad o de postureo.
En el siguiente artículo titulado "5 glorias de la España católica en el mundo" se detallan razones de sobra para no atacar a la Iglesia, aunque no se sea en absoluto creyente.
Ver artículo completo pinchando en el enlace:
viernes, 5 de mayo de 2017
Oración de George Wallace Briggs : "QUÉDATE CON NOSOTROS"
Ven, Señor resucitado,
y dígnate ser nuestro huésped;
mejor, permítenos ser tu huésped,
pues la fiesta es tuya;
tú mismo, en tu propia mesa, te das a conocer,
en tu propio sacramento de pan y vino.
Te encontramos,
como te encontraron ellos en la habitación superior;
en la mesa, bendiciendo, sigues estando:
«Esto es mi cuerpo»: así lo das aún.
La fe sigue recibiendo la copa de tu mano.
Un solo cuerpo somos,
un solo cuerpo los que participamos,
una sola Iglesia unida en comunión bendice,
un solo nombre llevamos,
un pan de vida partimos,
con todos tus santos de la tierra y los santos fallecidos.
Uno con los demás, Señor, por ser uno en ti,
que eres nuestro Salvador y la única cabeza viva;
abre, pues, nuestros ojos para que veamos;
dátenos a conocer al partir el pan.
George Wallace Briggs (1875-1959)
domingo, 15 de enero de 2017
Decidle a Juan que los ciegos ven y los cojos andan...
Decidle que siempre hay gente despierta que sueña y trabaja
por un mundo mejor.
Decidle que la utopía
no se apagó en la tierra y da luz a millones de proyectos y miradas.
Decidle que los
viejos sonríen al saber, por fin, que todo lo grande y bello fue un regalo.
Decidle a Juan que
las madres alumbran hijos y los llenan de cuidados, hasta el día que se van.
Decidle que no faltan los que hacen del amor una vocación
por los despreciados y olvidados.
Decidle, que en medio de egoísmos y odios, florece siempre
un paraíso de gestos y entregas, caricias que sanan, palabras que salvan,
miradas que levantan, cercanías que sosiegan, presencias calladas que escuchan,
acogen y aman.
Decidle a Juan que el Reino de Dios, sigue aquí, entre
nosotros, en el corazón de la vida, en la vida de la buena gente.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Oración: "En busca de Dios" de P. Teilhard de Chardin
“¡Te necesito, Señor!,
porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante Ti.
¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.
porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante Ti.
¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.
P. Teilhard de Chardin.
viernes, 7 de octubre de 2016
AQUÍ ESTOY PARA HACER TU VOLUNTAD (ROBERT KENNEDY)
Dios mío,
yo me abandono en tus manos.
Modela y remodela este barro como arcilla en manos del alfarero.
Dale una forma y después, si quieres, deshazla,
como fue deshecha la vida de mi hermano John.
Pide, ordena.
¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado,
perseguido, incomprendido, calumniado,
alegre y triste,
o inútil para todo,
sólo diré a ejemplo de tu Madre:
«Hágase en mí según tu palabra».
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas:
podrían aumentar mi vanidad,
sino las cruces vulgares
que llevo con repugnancia.
Aquéllas que se encuentran todos los días
en la contradicción, en el olvido, en el fracaso,
en los juicios falsos, en la frialdad,
los desaires y desprecios de otros,
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la muerte y en el silencio y aridez del corazón.
Y entonces Tú sabrás que te amo.
Eso me basta.
Modela y remodela este barro como arcilla en manos del alfarero.
Dale una forma y después, si quieres, deshazla,
como fue deshecha la vida de mi hermano John.
Pide, ordena.
¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado,
perseguido, incomprendido, calumniado,
alegre y triste,
o inútil para todo,
sólo diré a ejemplo de tu Madre:
«Hágase en mí según tu palabra».
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas:
podrían aumentar mi vanidad,
sino las cruces vulgares
que llevo con repugnancia.
Aquéllas que se encuentran todos los días
en la contradicción, en el olvido, en el fracaso,
en los juicios falsos, en la frialdad,
los desaires y desprecios de otros,
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la muerte y en el silencio y aridez del corazón.
Y entonces Tú sabrás que te amo.
Eso me basta.
(Oración atribuída a Robert Kennedy, fue encontrada en el bolsillo de su chaqueta el día que lo asesinaron.)
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